Dicen que los borrachos, los niños y los leggins (que si alguien no
lo sabe son unos pantalones muy ajustados usados, sobre todo, por las
mujeres) son los únicos que dicen la verdad. Así que, como dudo que
Mariano Rajoy se haya echado a la bebida o haya retrocedido en el tiempo
para convertirse en marianito, y la imagen del presidente del Gobierno
de España en leggins me produce escalofríos, solo me queda resignarme a
admitir que Rajoy nos mintió.
Y nos mintió porque, mientras todos los empresarios, analistas y
expertos en economía auguran un 2013 negro, el presidente del Gobierno
nos intenta convencer a todos de que con la varita mágica de la
austeridad y los recortes saldremos de esta crisis el próximo año.
Admito que España necesita ya, cuanto antes, un chute de optimismo, pero
no a costa de mentiras. Si lo peor de esta dramática crisis está por
venir, es mejor que nos pille con paraguas en mano y no a cielo
descubierto. El plantón del Gobierno canario a Madrid en contra de unos
presupuestos generales que dejan a las Islas a los pies de los caballos
está bien, pero si sirviera para algo.
Tenemos la certeza de que somos la comunidad autónoma peor
financiada, con un recorte de más de 3.000 millones de euros desde que
comenzó la crisis. Madrid lleva incumpliendo sistemáticamente los planes
pactados con Canarias. El esfuerzo presupuestario que tendrá que hacer
el Ejecutivo regional para mantener la sanidad o la educación lo
obligará a tomar medidas que no quiero ni pensar. Y al final, aparte de
una magnífica escenificación, Canarias no es Valencia y, a pesar de los
continuos desaires, en Madrid nadie nos toma en serio. El problema es
que tenemos unos diputados canarios muy disciplinados, que no se salen
de las líneas del partido; y CC, a pesar de sus esfuerzos, ha cambiado
muchas veces de chaqueta.
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