Los Presupuestos Generales del Estado para 2013 nacen con un solo objetivo: cumplir con las exigencias de Bruselas. Es decir, lograr que el déficit público se sitúe el año próximo en el 4,5% del PIB. En torno a esta meta, el Gobierno ha construido las cuentas públicas, y para ello ha rebañado de todas las partidas. Tanto en ingresos como en gastos. Del ajuste total, el 58% va por la vía del gasto y el 42% por la de los ingresos.
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